LA ÑOÑA MOJIGATERÍA DE LA PROGRESÍA
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LA ÑOÑA MOJIGATERÍA DE LA PROGRESÍA
Hace ya bastantes meses en el programa “La Sexta Noche” realizaron una de sus habituales entrevistas a la antiabortista de izquierdas Cristina Almeida. En ella esta señora, como es su costumbre, evidenciaba sus conocimientos para resolver todos los problemas del país y el resto del espacio interestelar. Estaba por entonces de actualidad la denuncia, que resultó ser infundada, de una señorita que en una noche de despendole se lo montó con varios jóvenes. Al preguntarle Iñaki López sobre ello, tan feminista señora realizó una disertación en la que explicaba que el acto sexual debía basarse en el amor, hablaba de la belleza del mismo, la delicadeza con que se debía realizar, que era algo íntimo, bla, bla, bla... Entre tanto lo hacía, yo, entre parpadeo y parpadeo, cada vez que abría los ojos observaba, primero como su falda se tornaba negra, a continuación sus gafas eran como más tradicionales, grandes y antiguas, posteriormente lo que eran falda negra se tornó sotana, y antes de volver a abrirlos empecé a notar mayor gravedad en la voz. Cuando los abrí fui consciente de que me encontraba ante monseñor Rouco Varela. Pero después de frotármelos con gran intensidad reparé que quien realmente hablaba era la progre liberada doña Cristina.
En otra ocasión, en la tele prefe del colegui Mariano, la progre de academia Elisa Beni y algún que otro compañero de tertulia criticaban el hecho de que Toni Cantó mostrase sus glúteos en una peli. Prácticamente la conclusión era que aquello no era serio y lo inhabilitaba para el ejercicio de la política. Los bisexuales consideran que los que no lo son se pierden la mitad de los placeres de la vida, por lo que esperé con ansiedad que emitiesen las imágenes de tan portentoso culo para ver si despertaban en mí el interés por esa otra mitad. Quedó mi gozo en un pozo y caí en la cuenta de que estábamos en horario vespertino, comprendiendo que si lo daban podría suponer un verdadero trauma para nuestros inocentes y tiernos infantes, que en su vida han visto semejantes portentos, como todos sabemos. Diferente hubiera sido la emisión de otra película en ese mismo horario donde se despanzurrara a un individuo y acabara con las tripas en las manos. Hay que reconocer que esto último es más instructivo y puede despertar más vocaciones por la medicina entre la chavalería.
Estos progres señores critican a los musulmanes porque no permiten que las féminas lleven ropas ceñidas o minifaldas. Cierto es que el Islam vive tiempos involucionistas y sencillamente para ellos una mujer que se pasee así es una puta. Aunque claro, ¿qué pensaríamos en nuestra perfecta civilización de la que fuera en bolas por la calle? Creo que repetir la palabra sería de innecesario mal gusto. Además a estos señores no les parecía mal que en Barcelona se prohibiera ir en bañador o con el torso desnudo por la ciudad. Es evidente que Occidente está en posesión de la verdad absoluta, y tiene el metro para establecer con rigurosa precisión la cantidad de carne que se puede mostrar y donde se puede hacer. Algo realmente sobresaliente.
Últimamente Amnistía Internacional ha propuesto la despenalización y regulación de la prostitución como actividad, para combatir los abusos que sufren las prostitutas, fundamentalmente. Muchos sectores feministas progres han reaccionado furibundamente.
No seré yo el que defienda la prostitución (que es fundamentalmente femenina) cuando supone explotación, proxenetismo, mafias, palizas a mujeres generalmente pobres, etc. Pero si critico el planteamiento de la progresía feminista cuando habla de la “mercantilización” del cuerpo femenino (y supongo que también del masculino).
Si hacemos una regresión a algunas épocas anteriores de la historia de la humanidad nos daríamos cuenta que ha habido otras civilizaciones (y muy avanzadas algunas) anteriores a la nuestra, aunque hasta nos extrañe. Mientras los perfectos nos cubríamos con pieles o íbamos con taparrabos, en el Antiguo Egipto construían pirámides, a la virginidad de la mujer no se le concedía mayor importancia y realizaban prácticas sexuales que le provocarían un síncope a la señora Almeida-Rouco. O, por ejemplo, cuando los castos europeos llegaron a islas como Tahití, se encontraron con unas mujeres que no tenían mayor pudor en disfrutar del sexo y sus varones no veían inconveniente en ello. Quizá de lo que si se arrepintieran las tahitianas (y tahitianos) es que tan pudorosos señores propagaran la sífilis por la isla.
La perfecta civilización cristiana tiene su origen realmente más en Roma que en Judea. En Roma, como en todas partes, cocían habas. Pero ante la influencia helenística oriental, que tenía entre sus principales valedores a los Escipiones, se opuso un tal Marco Porcio Catón (Catón “el Viejo”), declarado enemigo de los victoriosos Publio (“Africanus”) y Lucio (“Asiaticus”). Catón se opuso a la decadente y refinada influencia helena por temor a los Escipiones entre otras razones, y puso en valor las tradiciones romanas de austeridad, rigidez, patriotismo y, ¡cómo no!, los prejuicios sexuales. La influencia histórica de Catón “el Viejo” es trascendental, escribió en latín (lengua considerada ruda en una época dominada por el griego y que él impulsó) y consiguió que Roma no fuera mera transmisora de la cultura griega, sino que dejara su impronta para las civilizaciones posteriores. Lógicamente, al ser Roma prácticamente la verdadera cuna del cristianismo, los valores de su sociedad influyeron decisivamente en la evolución de su doctrina. De la misma forma que el Islam admite la poligamia porque era lo usual en la ubicación geográfica donde surgió.
Por tanto la progresía feminista, que suele ser atea o agnóstica, es hija de la tradición cristiana-romana, aunque no les guste, y muchos de sus valores provienen de ella. Quizá si leyeran algo de historia llegarían a tener otra concepción del cuerpo como objeto mercantil en su vertiente sexual. Es de suponer que pudiera ser tan mercantil como el de un albañil o un minero, aunque en estos casos no lo critican.
Con motivo del Mundial de baloncesto de 1.986 le preguntaron (no recuerdo si a Jordi Villacampa o Jose Montero) que cual era su filosofía en la vida. Su respuesta fue: “Vive y deja vivir”. O también cuenta, no sé si la historia o la leyenda, que hace ya dos milenios por las tierras de los hijos de Abraham un tal Jesús predicaba: “No juzgues y no serás juzgado”.
Así que denunciaré el abuso de cualquiera sobre cualquiera (hombre o mujer). Pero si una actividad, sea la que sea, se ejerce voluntariamente y sin dañar a terceros, no seré yo el que la juzgue, la critique o pida su prohibición; aunque para ello me vuelva hasta cristiano sin saberlo.
Teniendo en cuenta que el origen del concepto de indignidad de la prostitución está muy relacionado con la religión imperante en la Civilización Verdadera es comprensible que no la acepten los sectores conservadores, pero cuando no lo hacen los sectores progresistas solo muestran que por muy diferentes que se pretendan están todos cortados por el mismo patrón.
“Por sus obras ('o palabras') los conoceréis”
Jesús de Nazaret.
Fermín.
En otra ocasión, en la tele prefe del colegui Mariano, la progre de academia Elisa Beni y algún que otro compañero de tertulia criticaban el hecho de que Toni Cantó mostrase sus glúteos en una peli. Prácticamente la conclusión era que aquello no era serio y lo inhabilitaba para el ejercicio de la política. Los bisexuales consideran que los que no lo son se pierden la mitad de los placeres de la vida, por lo que esperé con ansiedad que emitiesen las imágenes de tan portentoso culo para ver si despertaban en mí el interés por esa otra mitad. Quedó mi gozo en un pozo y caí en la cuenta de que estábamos en horario vespertino, comprendiendo que si lo daban podría suponer un verdadero trauma para nuestros inocentes y tiernos infantes, que en su vida han visto semejantes portentos, como todos sabemos. Diferente hubiera sido la emisión de otra película en ese mismo horario donde se despanzurrara a un individuo y acabara con las tripas en las manos. Hay que reconocer que esto último es más instructivo y puede despertar más vocaciones por la medicina entre la chavalería.
Estos progres señores critican a los musulmanes porque no permiten que las féminas lleven ropas ceñidas o minifaldas. Cierto es que el Islam vive tiempos involucionistas y sencillamente para ellos una mujer que se pasee así es una puta. Aunque claro, ¿qué pensaríamos en nuestra perfecta civilización de la que fuera en bolas por la calle? Creo que repetir la palabra sería de innecesario mal gusto. Además a estos señores no les parecía mal que en Barcelona se prohibiera ir en bañador o con el torso desnudo por la ciudad. Es evidente que Occidente está en posesión de la verdad absoluta, y tiene el metro para establecer con rigurosa precisión la cantidad de carne que se puede mostrar y donde se puede hacer. Algo realmente sobresaliente.
Últimamente Amnistía Internacional ha propuesto la despenalización y regulación de la prostitución como actividad, para combatir los abusos que sufren las prostitutas, fundamentalmente. Muchos sectores feministas progres han reaccionado furibundamente.
No seré yo el que defienda la prostitución (que es fundamentalmente femenina) cuando supone explotación, proxenetismo, mafias, palizas a mujeres generalmente pobres, etc. Pero si critico el planteamiento de la progresía feminista cuando habla de la “mercantilización” del cuerpo femenino (y supongo que también del masculino).
Si hacemos una regresión a algunas épocas anteriores de la historia de la humanidad nos daríamos cuenta que ha habido otras civilizaciones (y muy avanzadas algunas) anteriores a la nuestra, aunque hasta nos extrañe. Mientras los perfectos nos cubríamos con pieles o íbamos con taparrabos, en el Antiguo Egipto construían pirámides, a la virginidad de la mujer no se le concedía mayor importancia y realizaban prácticas sexuales que le provocarían un síncope a la señora Almeida-Rouco. O, por ejemplo, cuando los castos europeos llegaron a islas como Tahití, se encontraron con unas mujeres que no tenían mayor pudor en disfrutar del sexo y sus varones no veían inconveniente en ello. Quizá de lo que si se arrepintieran las tahitianas (y tahitianos) es que tan pudorosos señores propagaran la sífilis por la isla.
La perfecta civilización cristiana tiene su origen realmente más en Roma que en Judea. En Roma, como en todas partes, cocían habas. Pero ante la influencia helenística oriental, que tenía entre sus principales valedores a los Escipiones, se opuso un tal Marco Porcio Catón (Catón “el Viejo”), declarado enemigo de los victoriosos Publio (“Africanus”) y Lucio (“Asiaticus”). Catón se opuso a la decadente y refinada influencia helena por temor a los Escipiones entre otras razones, y puso en valor las tradiciones romanas de austeridad, rigidez, patriotismo y, ¡cómo no!, los prejuicios sexuales. La influencia histórica de Catón “el Viejo” es trascendental, escribió en latín (lengua considerada ruda en una época dominada por el griego y que él impulsó) y consiguió que Roma no fuera mera transmisora de la cultura griega, sino que dejara su impronta para las civilizaciones posteriores. Lógicamente, al ser Roma prácticamente la verdadera cuna del cristianismo, los valores de su sociedad influyeron decisivamente en la evolución de su doctrina. De la misma forma que el Islam admite la poligamia porque era lo usual en la ubicación geográfica donde surgió.
Por tanto la progresía feminista, que suele ser atea o agnóstica, es hija de la tradición cristiana-romana, aunque no les guste, y muchos de sus valores provienen de ella. Quizá si leyeran algo de historia llegarían a tener otra concepción del cuerpo como objeto mercantil en su vertiente sexual. Es de suponer que pudiera ser tan mercantil como el de un albañil o un minero, aunque en estos casos no lo critican.
Con motivo del Mundial de baloncesto de 1.986 le preguntaron (no recuerdo si a Jordi Villacampa o Jose Montero) que cual era su filosofía en la vida. Su respuesta fue: “Vive y deja vivir”. O también cuenta, no sé si la historia o la leyenda, que hace ya dos milenios por las tierras de los hijos de Abraham un tal Jesús predicaba: “No juzgues y no serás juzgado”.
Así que denunciaré el abuso de cualquiera sobre cualquiera (hombre o mujer). Pero si una actividad, sea la que sea, se ejerce voluntariamente y sin dañar a terceros, no seré yo el que la juzgue, la critique o pida su prohibición; aunque para ello me vuelva hasta cristiano sin saberlo.
Teniendo en cuenta que el origen del concepto de indignidad de la prostitución está muy relacionado con la religión imperante en la Civilización Verdadera es comprensible que no la acepten los sectores conservadores, pero cuando no lo hacen los sectores progresistas solo muestran que por muy diferentes que se pretendan están todos cortados por el mismo patrón.
“Por sus obras ('o palabras') los conoceréis”
Jesús de Nazaret.
Fermín.
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