PSC, LA RÉMORA DEL PSOE
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PSC, LA RÉMORA DEL PSOE
El PSC se fundó en 1.978 resultado de la fusión de la Federación Catalana del PSOE y otros partidos socialistas catalanistas. En él se mezclan tendencias catalanistas y autonomistas. Actualmente es un partido independiente asociado al PSOE, siendo su marca en Cataluña.
El PSOE es un partido que ha tratado históricamente de crecer aunando tendencias en ocasiones difíciles de conciliar. No solo lo ha hecho absorbiendo e integrando pequeñas formaciones sino que, en su afán de alcanzar el poder, ha llegado a realizar pactos de gobierno en municipios y autonomías con otras formaciones minoritarias. Esto ha provocado en muchas ocasiones gobiernos inestables (como pasó en Baleares) que acabaron fracasando. Además esta estrategia de pactar con grupos heterogéneos ha provocado que presente a la sociedad un discurso diferente en función del territorio donde se presenta.
Por contra el PP tiene un discurso más homogéneo aunque el Estado Autonómico obliga a matizar el mensaje según el territorio. Ejemplo de que quiere mantener prietas las filas lo tenemos cuando en 2.008 UPN, al llegar a un acuerdo con el PSOE, propuso la abstención en la votación de los Presupuestos Generales del Estado. Mariano Rajoy respondió rompiendo su acuerdo con esa formación. Igualmente por causa similar rompieron el pacto de gobierno en Canarias con CC en 2.010. Cuando se produjo la escisión por el personalismo de Álvarez Cascos en Asturias la aceptaron.
Dos estrategias opuestas de los dos grandes partidos con resultados igualmente opuestos. En tanto el PSOE se hunde cada vez más, el PP copa en la actualidad el mayor poder institucional que haya tenido un partido en democracia. Evidentemente resultaría simplista atribuirle a esta falta de unidad de discurso en todo el país la causa de la debacle socialista (está la crisis, la nefasta gestión de Zapatero, la corrupción, etc.). Pero no tenerla en cuenta es un claro error estratégico.
En esto de la política quizá dos más dos no siempre sumen cuatro, sino que en ocasiones puede llegar a restar. Es un error pensar que si pactas con otra fuerza política se sumarán los votos de ambas. El voto pertenece a las personas que lo presta en las elecciones, y no a los partidos. En mi opinión la condescendencia del PSOE con el PSC le resta apoyos en el resto de España e incluso no le beneficia en la misma Cataluña. El PSC se hunde cada vez más en Cataluña. Ha pasado de ser el partido con más apoyos (solía ganar con claridad en las elecciones generales, que es cuando suele haber más participación) en Cataluña a ser la tercera fuerza política en el Parlament y con tendencia bajista. Su base electoral está en una izquierda catalanista y otra proveniente de la inmigración. Esto hace que su discurso sea ambiguo y no contente ni a unos ni a otros, lo que lo está conduciendo a la marginalidad. Como ejemplo tenemos sus tibias críticas ante la comparecencia parlamentaria de Jordi Pujol, así como sus reservas a que el PSOE interpusiera acciones judiciales contra el ex president. Esta actitud es impropia de un partido de oposición que pretende ser alternativa de gobierno en Cataluña.
El temor del PSOE a la ruptura se fundamenta en el hecho de que a pesar de que su principal granero de votos es Andalucía, donde obtenía las diferencias con el PP era en Cataluña. Es verdad que sin Cataluña la Moncloa sería una utopía para el PSOE. Pero me parece que la ambigüedad de su discurso le perjudica aún más.
Si el PSOE quisiera llegar al gobierno de la nación debería establecer una estrategia a medio-largo plazo, no debe plantearse como objetivo las próximas generales. Para ello debiera romper con el PSC en Cataluña y presentar sus propias siglas, habida cuenta de que los estudios sociológicos indican que la base electoral de dicha formación (la que le hacía ganar en las generales) no es mayoritariamente catalanista. Asimismo debería presentar un discurso más uniforme en el resto de España. La política de tratar de contentar a todos no suma sino resta. El ejemplo lo tiene en los bancos de su derecha. No hay más que ver como UPN ha vuelto al redil conservador con las orejas gachas. No tardará en hacerlo mucho Foro Asturias. Saben que si no vuelven ellos lo harán los electores.
Así, cuando pase un tiempo (no precisamente corto) y los electores olviden a Zapatero podrían volver a gobernar el país. Actualmente no parece viable ya que se encuentran emparedados entre un PP, que abarca desde el centro-derecha a la extrema derecha, y la emergencia de Podemos en un sándwich. En tiempos de crisis los sándwiches llevan mucho pan y poco queso.
El PSOE es un partido que ha tratado históricamente de crecer aunando tendencias en ocasiones difíciles de conciliar. No solo lo ha hecho absorbiendo e integrando pequeñas formaciones sino que, en su afán de alcanzar el poder, ha llegado a realizar pactos de gobierno en municipios y autonomías con otras formaciones minoritarias. Esto ha provocado en muchas ocasiones gobiernos inestables (como pasó en Baleares) que acabaron fracasando. Además esta estrategia de pactar con grupos heterogéneos ha provocado que presente a la sociedad un discurso diferente en función del territorio donde se presenta.
Por contra el PP tiene un discurso más homogéneo aunque el Estado Autonómico obliga a matizar el mensaje según el territorio. Ejemplo de que quiere mantener prietas las filas lo tenemos cuando en 2.008 UPN, al llegar a un acuerdo con el PSOE, propuso la abstención en la votación de los Presupuestos Generales del Estado. Mariano Rajoy respondió rompiendo su acuerdo con esa formación. Igualmente por causa similar rompieron el pacto de gobierno en Canarias con CC en 2.010. Cuando se produjo la escisión por el personalismo de Álvarez Cascos en Asturias la aceptaron.
Dos estrategias opuestas de los dos grandes partidos con resultados igualmente opuestos. En tanto el PSOE se hunde cada vez más, el PP copa en la actualidad el mayor poder institucional que haya tenido un partido en democracia. Evidentemente resultaría simplista atribuirle a esta falta de unidad de discurso en todo el país la causa de la debacle socialista (está la crisis, la nefasta gestión de Zapatero, la corrupción, etc.). Pero no tenerla en cuenta es un claro error estratégico.
En esto de la política quizá dos más dos no siempre sumen cuatro, sino que en ocasiones puede llegar a restar. Es un error pensar que si pactas con otra fuerza política se sumarán los votos de ambas. El voto pertenece a las personas que lo presta en las elecciones, y no a los partidos. En mi opinión la condescendencia del PSOE con el PSC le resta apoyos en el resto de España e incluso no le beneficia en la misma Cataluña. El PSC se hunde cada vez más en Cataluña. Ha pasado de ser el partido con más apoyos (solía ganar con claridad en las elecciones generales, que es cuando suele haber más participación) en Cataluña a ser la tercera fuerza política en el Parlament y con tendencia bajista. Su base electoral está en una izquierda catalanista y otra proveniente de la inmigración. Esto hace que su discurso sea ambiguo y no contente ni a unos ni a otros, lo que lo está conduciendo a la marginalidad. Como ejemplo tenemos sus tibias críticas ante la comparecencia parlamentaria de Jordi Pujol, así como sus reservas a que el PSOE interpusiera acciones judiciales contra el ex president. Esta actitud es impropia de un partido de oposición que pretende ser alternativa de gobierno en Cataluña.
El temor del PSOE a la ruptura se fundamenta en el hecho de que a pesar de que su principal granero de votos es Andalucía, donde obtenía las diferencias con el PP era en Cataluña. Es verdad que sin Cataluña la Moncloa sería una utopía para el PSOE. Pero me parece que la ambigüedad de su discurso le perjudica aún más.
Si el PSOE quisiera llegar al gobierno de la nación debería establecer una estrategia a medio-largo plazo, no debe plantearse como objetivo las próximas generales. Para ello debiera romper con el PSC en Cataluña y presentar sus propias siglas, habida cuenta de que los estudios sociológicos indican que la base electoral de dicha formación (la que le hacía ganar en las generales) no es mayoritariamente catalanista. Asimismo debería presentar un discurso más uniforme en el resto de España. La política de tratar de contentar a todos no suma sino resta. El ejemplo lo tiene en los bancos de su derecha. No hay más que ver como UPN ha vuelto al redil conservador con las orejas gachas. No tardará en hacerlo mucho Foro Asturias. Saben que si no vuelven ellos lo harán los electores.
Así, cuando pase un tiempo (no precisamente corto) y los electores olviden a Zapatero podrían volver a gobernar el país. Actualmente no parece viable ya que se encuentran emparedados entre un PP, que abarca desde el centro-derecha a la extrema derecha, y la emergencia de Podemos en un sándwich. En tiempos de crisis los sándwiches llevan mucho pan y poco queso.
Fermín- BUXO
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